El prejuicio que más perjudica a una persona que sufre suele ser: “Yo no estoy loc@, no necesito ir a un psicólogo”, aunque afortunadamente hoy en día este tópico está bastante superado gracias a que hay un mayor conocimiento del trabajo que realizamos los terapeutas.
Obviamente, la persona que decide pedir ayuda cuando ve que ella sola no ha podido resolver su problema, es más sensata y lúcida que quien utiliza el tópico “no estoy loco” como escudo para no enfrentarse a sus dificultades o su sufrimiento.
- Tristeza, ganas de llorar, desesperanza ante la vida
- Nerviosismo, agitación, insomnio, ansiedad
- Sensación de vacío, no tener ganas de hacer nada, no disfrutar con ninguna actividad
- Sensación de tener un nudo en la garganta, presión en el pecho o un "pellizco" en el estómago
Todos sufrimos puntualmente alguno de estos síntomas, pero el grado de malestar y su duración debe movernos a hacer algo por ayudarnos.
En un trabajo terapéutico, no se trata de que el terapeuta le diga a la persona lo que tiene que hacer para resolver sus problemas, sino que entre los dos deben trabajar para encontrar los focos del problema, y hallar formas diferentes de actuar y de sentirse ante lo que nos pasa en la vida. Es fundamental la persona llegue a conocerse a sí misma (entender sus reacciones, como se siente ante las situaciones, sus relaciones con las personas, su relación consigo mism@... ) para poder empezar a poner solución a sus problemas.
Es muy importante que nos cuidemos a nosotros mismos no sólo en el plano de la salud física, sino también en el plano de la salud mental / emocional, para llegar a tener una calidad de vida real y ser capaces de disfrutar de todo lo que la vida puede ofrecernos.
Obviamente, la persona que decide pedir ayuda cuando ve que ella sola no ha podido resolver su problema, es más sensata y lúcida que quien utiliza el tópico “no estoy loco” como escudo para no enfrentarse a sus dificultades o su sufrimiento.
Ante un malestar de tipo psicológico/emocional, la persona primero trata de resolverlo sola, pero si después de un tiempo moderado la situación sigue igual y el malestar persiste, en ese momento debería buscar ayuda profesional.
El bienestar interior y la salud emocional y psicológica son esenciales para poder vivir con plenitud.
Los síntomas más comunes son:
- Nerviosismo, agitación, insomnio, ansiedad
- Sensación de vacío, no tener ganas de hacer nada, no disfrutar con ninguna actividad
- Sensación de tener un nudo en la garganta, presión en el pecho o un "pellizco" en el estómago
- Estar irritable, no tener ganas de ver a personas con las que antes pasábamos ratos agradables
Todos sufrimos puntualmente alguno de estos síntomas, pero el grado de malestar y su duración debe movernos a hacer algo por ayudarnos.
En un trabajo terapéutico, no se trata de que el terapeuta le diga a la persona lo que tiene que hacer para resolver sus problemas, sino que entre los dos deben trabajar para encontrar los focos del problema, y hallar formas diferentes de actuar y de sentirse ante lo que nos pasa en la vida. Es fundamental la persona llegue a conocerse a sí misma (entender sus reacciones, como se siente ante las situaciones, sus relaciones con las personas, su relación consigo mism@... ) para poder empezar a poner solución a sus problemas.
Es muy importante que nos cuidemos a nosotros mismos no sólo en el plano de la salud física, sino también en el plano de la salud mental / emocional, para llegar a tener una calidad de vida real y ser capaces de disfrutar de todo lo que la vida puede ofrecernos.